sábado, 26 de diciembre de 2015

Historia de Navidad.

Hay historias para cada época del año y yo creo que para cada día también. Historias de amor, de horror, de suspenso y de ficción. Cuando se trata de escribir estas historias hay muchas formas de comenzar y de terminar, pero ésta quedará tradicional y como muchas otras.

Había una vez una niña que soñaba con ser detective para poder atrapar a los malos, ella quería poder ayudar a las personas que lo merecían y castigar a los que atacaban a la gente buena. Veía muchos programas sobre policías y leía muchas novelas policiales, le encantaban. Como toda niña inocente, en sus inicios creía en Santa Claus, un hombre bueno que daba cosas buenas a los niños que lo merecían y carbón a los niños que se habían portado mal. Para ella, este personaje era como un detective que sabía todo sobre los niños, y así podía recompensar y castigar según lo que merecieran.
Al crecer se dio cuenta que la vida no es así, que la justicia divina no existe y que al final son los malos los que reciben las recompensas y los buenos son los castigados. Esto lo aprendió de la forma más siniestra.

Ya era una mujer que se había convertido en doctora y así podía ayudar a la gente que lo necesitara. Tenía una hija de 3 años y vivían felices con su esposo en un suburbio alejado de la gran ciudad.
En el día de navidad su esposo estaba de viaje por lo que lo tendrían que pasar sólo su linda hija y ella en la gran casa. Ya era tarde y su hija estaba por dormir, habían cenado pavo y hablado con el padre por video llamada, pasando una buena navidad. Mientras la niña correteaba y la madre arreglaba sus cosas para dormir, escuchó un ruido que venía del patio. Dejó a la niña corriendo mientras ella se aseguraba que no era nada lo que estaba en el patio, y así fue, comprobó que no era más que un gato que pasaba y había dejado caer unas plantas. Cuando regresó su hija no estaba, ella desesperada comenzó a buscarla y a hablarle, cuando la niña no respondía sus desesperación aumentó y comenzó a gritarle, buscaba y buscaba por toda la casa pero no había nada, buscó en cada habitación de la casa, bajo los muebles, sobre ellos y no encontraba a su niña. Finalmente encontró un pequeño calcetín que la niña usaba ese día, estaba cerca de la cocina. Cuando lo levantó notó que tenía sangre y que el suelo estaba lleno de sangre, su terror aumento mientras un escalofrió le recorría desde los pies, subía por sus piernas y su espalda y terminaba en la parte alta de la cabeza erizando cada vello de su cuerpo. Trató de girar y correr a buscar a su hija pero ya era tarde, la tomaron por la espalda aprisionándola y tapándole la boca para que no gritara, no podía ver quién era el que estaba haciendo eso, pero si podía sentir su barba y su gran estomago que rozaba su espalda y cuando forcejeaba unas campanas sonaban.
Una voz le dijo al oído: -Jo jo jo, feliz navidad. Tu hija será un bonito recuerdo, y recuerda portarte bien para que esto no vuelva a pasar, cuidado con lo que haces pues todo regresa.
Al escuchar estás palabras lanzó un grito que se escuchó por todo el suburbio, su hija corrió hacia ella. Ella se tranquilizó y se dio cuenta que había sido nada más que un sueño, abrazó a su hija muy fuerte y le dijo cuanto la quería, que esa noche iba a dormir con mamá, lo que puso a la niña muy feliz.

Entrada la noche y cuando estaban ambas dormidas, un fuerte ruido la despertó, venía del patio.

Así que no olviden cerrar muy bien las puertas y las ventanas, y si tienen chimenea recuerden taparla muy bien, así evitarán visitas no deseadas, felices fiestas.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Un día en el paraíso.


Era un lugar sucio y deteriorado en donde los de bajos ingresos y menos educados pueden ahogar las penas y devorar los deseos más ocultos. Las mancuspias de las que hablaba Cortázar corrían por el lugar como si fueran los dueños. En la esquina un hombre sentado, como estatua, que yacía ahí volando con una heroína prohibida hacia el más allá, en donde los sueños olvidados y las metas destruidas bailan juntas y puedes llegar a ser quien sea y hacer lo que quieras, al menos mientras danzas con ella. Al entrar se sientan en la mesa exclusiva del dueño de este pedazo de paraíso terrenal, un antiguo amigo del colegio que gano este lugar en una apuesta. Al sentarse se acerca una pequeña princesa, esbelta y de cabellos lisos y oscuros, con ojos como alguna galaxia lejana y que el ser humano no ha visto aún, apenas 11 años y ésta pequeña princesa ya tiene sus aspiraciones rotas, al igual que su himen, rotos el mismo día por el dueño de este lugar que es el segundo círculo del infierno.
Piden un par de cervezas y hablan con el demonio mientras la espuma burbujeante desciende por el vaso helado, repleto de néctar de los cielos.
La noche transcurre y las cervezas van y vienen, la conversación cada vez más estúpida, difícil de entender, sin sentido. Cerveza tras cerveza mientras en el cuarto de atrás el placer desbordante, escondido tras cortinas de colores llamativos, hombres entran y salen, tomando turnos para olvidarse de la doncella que los rechaza con semejante olor a alcohol, ya sin dinero, sólo con deseo, lujuria. ¡Un verdadero paraíso! Aquí no le importa a nadie cuanto ganas, si eres bien parecido, si apestas, ni quiera si has tomado una ducha en la última semana, que hombre no amaría este lugar celestial en donde ángeles pequeños danzan a tu alrededor con cervezas, el humo denso del cigarrillo te nubla la vista y no puedes ver las cicatrices en sus rostros y cuerpo, claro, el sádico de nuestro amigo así lo quiere, siendo él el responsable de semejante crimen contra la belleza de esos pequeños ángeles en la tierra.
Al llegar cerca la hora en la que los cerdos se acercan para asegurarse que el lugar cierre al público se acercan unos caballeros, con pinta de delincuentes, pero y en este lugar a quién le importa. El administrador pasa un par de dioses verdes en las manos de estos distinguidos caballeros para que alejen a los cerdos azules una noche más, el paraíso no debe descansar ¡Que siga la fiesta!
Luego de que los humos del alcohol llegaran a su máximo nivel, los amigos que estaban sentados en la mesa especial se levantan, claro sin pagar, uno de los grandes beneficios de ser amigos del dueño del agujero del diablo, sin antes darle un gran y largo beso a uno de los ángeles que pasaban cerca mientras sus manos se aventuran a donde tantos otros han estado antes. Es hora de irnos, es hora de descansar, colgar el placer por un instante, dormir bien y regresar mañana, tengo un papel que hacer mañana, mi mejor obra, soy el personaje principal y sin mí no se puede hacer más, después de todo ¿Qué es una familia sin su cabeza?