domingo, 14 de septiembre de 2014

Payaso de ayer.

El circo llegaba al pueblo como todos los años, se establecían en un terreno contiguo a la casa de mis padres, cerca del enorme patio. Llegaban animales de muy lejos, acróbatas, imitadores y los tan queridos payasos que divertían a toda la gente que por las noches y función tras función reían a carcajadas de las ocurrencias de estos personajes alegres. Azul, amarillo, verde y rojo en su rostro, en sus vestidos, en sus pelucas y en sus narices.

El día de la inauguración asistí con mis padres como siempre, un niño de 7 años listo a reír y entretenerse. Ese día salieron un león, un elefante y una jirafa; tres acróbatas, un show de mimos, una imitadora y 3 payasos. Un payaso con peluca verde que hacia bromas a todos los que se descuidaban, uno con peluca azul que hacia globos en forma de animales para todos los niños y uno de peluca roja que regalaba dulces a todos los presentes. Fue un gran día, termine exhausto de tanto reír, pero no pude quedarme con ningún globo o algún dulce para el día siguiente.
Por la noche cuando estaba listo para dormir, me acerque a la ventana que da al patio que estaba iluminado por el resplandor del circo y vi como en un segundo todo se volvió obscuro, el día había terminado para el circo también. Me lamentaba no haber podido conseguir dulces o globos y decidí ir el siguiente día para obtener algo.
Ese día un show de marionetas, otro de acróbatas y 4 payasos, el de peluca roja que regalaba dulces, el de peluca verde que hacia bromas, el de peluca azul que hacia globos en forma de animales y había uno más, uno de peluca amarilla que se acercaba al publico muy tranquilo y les daba dulces y globos a los que no habíq recibido de los demás payasos. Había algo en los ojos de ese payaso, eran tranquilos, grises, vacios. Ese día no logre globos ni dulces tampoco, pero el payaso de la peluca amarilla me vio y me sonrió antes de irse.
Por la noche igual al contemplar el patio iluminado vi como es apagaba todo y un día más terminaba, un día más sin dulces o globos. Me fui a dormir una vez más decepcionado.

Al día siguiente encontré dulces en mi almohada, eran unos pocos que claramente alguien había colocado ahí, me imagine que había sido mi madre al darse cuenta que no había conseguido dulces en el circo, ya satisfecho no quise ir más al circo.
Así pasaron unos días hasta que un día al amanecer encontré un globo en forma de jirafa en mi ventana que daba al patio, eso me pareció extraño puesto que no podía haber sido nadie de mi familia. Decidí ir al circo esa noche para entender que pasaba, el mismo show del día uno, animales, acróbatas, mimos y 3 payasos, el de peluca amarilla no estaba, y me fui con unos dulces del payaso de la peluca roja. Esa noche observaba el destallar del circo desde mi ventana, al apagarse las luces logre ver a lo lejos entre los arbustos una peluca amarilla, que desapareció al instante. Al día siguiente fue a revisar y encontré un globo en forma de perro cerca de donde lo había visto, me asuste pues el payaso había entrado a la casa.
Pasaron unos días y ya no veía por mi ventana, la mantenía siempre cerrada. Una noche escuche unos pasos fuera, cerca de la ventana junto con una risa casi susurrante que iba y venia en el patio, me tape con mi almohada mientras un escalofrió helado recorrió desde la punta de los dedos de mis pies pasando por mi espalda, subiendo por mi cuello y llegando hasta la parte superior de mi cabeza. Deje de escuchar las risas cerca del amanecer, no pude dormir toda la noche. Por la mañana encontré varios dulces en mi ventana y un globo en forma de hombre cerca de un árbol a donde había visto la peluca amarilla días antes.

Era el ultimo día del circo, mis padres me llevaron porque siempre cerraban con un show espectacular para todos. Fue increíble pero una vez más solo 3 payasos, cuando ahora tenían que participar todos las personas de todos los actos. Al final me acerque a un payaso para que me diera un globo y le pregunte sobre el payaso de la peluca amarilla.
-¿Oye y el otro payaso?
-¿Cuál otro payaso?
-¿El de la peluca amarilla?
-AH, fue un invitado, solo es día vino y luego regreso a su pueblo.

Esa noche que el circo se iba y sabiendo que el payaso ya no estaba, abrí la ventana para contemplar el patio que se iluminaba con el ultimo resplandor del circo, en su ultimo día de risas y fiesta. Al apagarse la luz, vi a lo lejos al payaso de la peluca amarilla parado a lo lejos, junto al árbol donde había encontrado el globo. Solo estaba ahí parado, mirando. Podía sentir su mirada fría, no se movía y yo tampoco, estaba paralizado de verlo ahí, sin hacer nada. Dio un paso hacia adelante mientras sonreía, reaccione rápido para cerrar mi ventana, cuando vio que me moví para cerrar comenzó a correr y a reír con fuerza,era una risa estruendosa que se acercaba cada vez más mientras corría hacia mi. Cerré una solapa de la ventana y la asegure, cuando estaba a punto de cerrar la otra sentí como el disminuía su velocidad y dejaba de correr, lo vi detenerse. Cerré la solapa y asegure la ventana, corrí a mi cama y me quede quieto viendo la ventana, igual que unas noches atrás, escuche pasos y risas, pero esta vez las risas no eran como susurros, eran carcajadas que me petrificaba mientras yo veía por debajo de la ventana la sombra del payaso que pasaba de un lado a otro riendo, buscando por donde entrar. Luego la sombra se detuvo en la ventana lo pude ver parado ahí, las risas se habían detenido. Luego golpeo la ventana con fuerza que hizo que despertara. Estaba en mi cama, ya era de mañana, mi padre me fue a buscar y me dijo, prepárate, el circo viene al pueblo esta noche.
Fuimos al circo y todo fue como lo que había soñado, animales, acróbatas, mimos, payasos. Pero esta vez había algo diferente, todos los payasos tenían pelucas amarillas.