sábado, 18 de abril de 2015

Nacimiento

No sabia a donde estaba, sólo escuchaba gritos, oraciones y plegarias, maldiciones. No veía nada; estaba en la completa obscuridad escuchando la desesperación de miles de personas, no sabia que pensar o que hacer. No pensé en rezar pues no sabia a quién tendría que hacerlo con tanta gente a mi alrededor. Siempre pensé que después de la muerte no había nada, no hay cielo, no hay infierno, ni purgatorio esperando a castigarnos o recompensarnos por lo que hemos hecho a lo largo de nuestra vida mortal. Creí estar en una especie de espacio flotante en donde no había arriba o abajo y lo que único que estaba ahí era yo. Tal vez las demás personas estaban en su propio espacio y se conectaban con el mio, o estaban contiguos, pero no lo podía saber con certeza pues en mis intentos de moverme no logre alcanzar nada, no sentía nada a mi alrededor.

Luego de unas horas o eso podría pensar yo, puesto que había perdido toda noción del tiempo, comencé a desesperarme y sentir un sudor frío en mi cuerpo ¿Sería esto el final, la gran nada que espera luego de la muerte? Tal vez un infierno o un purgatorio no era tan mala idea, pues estar sin sentido, sin poder ver, tocar, probar ni oler y simplemente escuchar desesperación no era nada agradable, comenzaba realmente a encabronarme. ¿O sería este mi infierno, esperar sin tener nada más que esperar?

De pronto una luz enceguecedora me turbó de mis cavilaciones, era tan fuerte y resplandeciente que mis ojos no pudieron soportar un pequeño instante y tuve que cerrarlos. La luz se mantuvo fija por otro par de horas y yo aún no podía abrir los ojos. Estaba igual que antes sin poder sentir, ver, oler o probar nada, las voces se escuchaban aún y no había cambiado nada ¿Qué clase de lugar era este?

De pronto una explosión enorme, ensordecedora, luego de esta, deje de escuchar, pero el brillo de la luz disminuyo y logre divisar un poco. Vi como galaxias completas pasaban a mi alrededor, vi como se formaban los planetas y las estrellas, vi como la vida comenzó, pero no podía escuchar nada, no podía sentir nada, no podía probar nada. No sentía nada por la vida que se creaba o se extinguía, no eran para mi más que segundos eternos, una tortura y nada más, no sentía aprecio u odio, amor o compasión, no eran nada para mi. Intente gritar pero fue inútil. Mi único sentido o lo que quedaba de el era mi vista, lo único que podía hacer era ver como la vida florecía y se extinguía en cada planeta sin poder hacer nada...