Hay
historias para cada época del año y yo creo que para cada día también.
Historias de amor, de horror, de suspenso y de ficción. Cuando se trata de
escribir estas historias hay muchas formas de comenzar y de terminar, pero ésta
quedará tradicional y como muchas otras.
Había
una vez una niña que soñaba con ser detective para poder atrapar a los malos,
ella quería poder ayudar a las personas que lo merecían y castigar a los que
atacaban a la gente buena. Veía muchos programas sobre policías y leía muchas
novelas policiales, le encantaban. Como toda niña inocente, en sus inicios
creía en Santa Claus, un hombre bueno que daba cosas buenas a los niños que lo
merecían y carbón a los niños que se habían portado mal. Para ella, este
personaje era como un detective que sabía todo sobre los niños, y así podía
recompensar y castigar según lo que merecieran.
Al
crecer se dio cuenta que la vida no es así, que la justicia divina no existe y
que al final son los malos los que reciben las recompensas y los buenos son los
castigados. Esto lo aprendió de la forma más siniestra.
En
el día de navidad su esposo estaba de viaje por lo que lo tendrían que pasar
sólo su linda hija y ella en la gran casa. Ya era tarde y su hija estaba por
dormir, habían cenado pavo y hablado con el padre por video llamada, pasando
una buena navidad. Mientras la niña correteaba y la madre arreglaba sus cosas
para dormir, escuchó un ruido que venía del patio. Dejó a la niña corriendo
mientras ella se aseguraba que no era nada lo que estaba en el patio, y así
fue, comprobó que no era más que un gato que pasaba y había dejado caer unas
plantas. Cuando regresó su hija no estaba, ella desesperada comenzó a buscarla
y a hablarle, cuando la niña no respondía sus desesperación aumentó y comenzó a
gritarle, buscaba y buscaba por toda la casa pero no había nada, buscó en cada
habitación de la casa, bajo los muebles, sobre ellos y no encontraba a su niña.
Finalmente encontró un pequeño calcetín que la niña usaba ese día, estaba cerca
de la cocina. Cuando lo levantó notó que tenía sangre y que el suelo estaba lleno
de sangre, su terror aumento mientras un escalofrió le recorría desde los pies,
subía por sus piernas y su espalda y terminaba en la parte alta de la cabeza
erizando cada vello de su cuerpo. Trató de girar y correr a buscar a su hija
pero ya era tarde, la tomaron por la espalda aprisionándola y tapándole la boca
para que no gritara, no podía ver quién era el que estaba haciendo eso, pero si
podía sentir su barba y su gran estomago que rozaba su espalda y cuando
forcejeaba unas campanas sonaban.
Una
voz le dijo al oído: -Jo jo jo, feliz navidad. Tu hija será un bonito recuerdo,
y recuerda portarte bien para que esto no vuelva a pasar, cuidado con lo que
haces pues todo regresa.
Al
escuchar estás palabras lanzó un grito que se escuchó por todo el suburbio, su
hija corrió hacia ella. Ella se tranquilizó y se dio cuenta que había sido nada
más que un sueño, abrazó a su hija muy fuerte y le dijo cuanto la quería, que
esa noche iba a dormir con mamá, lo que puso a la niña muy feliz.
Entrada
la noche y cuando estaban ambas dormidas, un fuerte ruido la despertó, venía
del patio.
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